Los médicos de las salas de emergencias no suelen evaluar la salud mental de los pacientes que se autolesionaron antes de mandarlos de vuelta a casa.

La mitad de los pacientes que no quedan hospitalizados salen del hospital sin una evaluación psiquiátrica y la misma proporción no recibe control médico alguno al mes siguiente.

Esa población tiene una alta tasa de suicidio y es especialmente vulnerable después de un episodio de autolesión, según concluye el equipo del doctor Mark Olfson, de la Columbia University en Nueva York.

«Si una persona llega a un departamento de emergencias con una autolesión deliberada, es motivo suficiente como para que se le realice una evaluación mental durante la consulta», dijo.

Con su equipo, Olfson analizó los datos de un año de registro de consultas de Medicaid, el seguro público de salud para los más pobres de Estados Unidos. En el 2006, cuando la cobertura alcanzaba a más de 40 millones de personas, se habían registrado 7.400 consultas de emergencia de adultos con autolesiones (cortes o sobredosis de fármacos).

En 4.600 de esas consultas (a veces, varias por persona), los pacientes habían sido atendidos y dados de alta sin internación. A menos del 48 por ciento de esos pacientes se le había realizado una evaluación mental durante la consulta de emergencia.

La «letalidad» de ciertas autolesiones (disparos de armas de fuego o quemaduras), comparadas con los cortes, no determinó la decisión de evaluarlos o no.

Un 52 por ciento de los pacientes dados de alta había realizado una consulta ambulatoria por salud mental durante los 30 días posteriores a la lesión.

Los pacientes residentes de estados en los que Medicaid cubría las consultas en clínicas de salud mental fueron más propensos a acceder a controles de seguimiento que los residentes de estados sin esa cobertura.

El equipo de Olfson publica en Archives of General Psychiatry que la tasa de suicidio en personas hospitalizadas recientemente por una autolesión es entre 30 y 130 veces más alta que en la población general.

En el 2007, en Estados Unidos se registraron 11 muertes por suicidio por cada 100.000 personas, y 10 veces más personas intentaron suicidarse.

El doctor Cameron Crandall, del Departamento de Medicina de Emergencia de la University of New Mexico, en Albuquerque, dijo que para los pacientes que se autolesionan, pero no tienen una tendencia suicida, «ponerlos bajo un régimen de evaluación clínica forzada no siempre es práctico o aconsejable».

Los pacientes psiquiátricos son un grupo especialmente difícil para los emergentólogos, dijo el doctor Larry Baraff, del Centro de Medicina de Emergencias de la University of California en Los Angeles, porque lleva mucho tiempo determinar cuán grave es la enfermedad y, además, son pacientes con una gran variedad de trastornos clínicos.

«Sería muy bueno contar con un test psiquiátrico rápido para las salas de emergencia», dijo Baraff, quien además señaló el efecto negativo de la saturación de las salas de emergencia, especialmente con pacientes psiquiátricos.

FUENTE: Archives of General Psychiatry, online 5 de septiembre del 2011

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