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Formación, ocio y comunicación con el mundo exterior suavizan esta pulsión.

La subcultura de la autolesión –aliviar un estado emocional provocándose daños en los tejidos– no es exclusivo de los centros penitenciarios, sino que se extiende a otros contextos de internamiento, como los dedicados a menores o a la salud mental. La investigación realizada por Ajaj Ahmadieh Jurdi, quien fuese jefe de los Servicios Médicos del Centro Penitenciario de Ceuta durante seis o siete años y, en la actualidad, funcionario del Cuerpo Facultativo con destino en la ciudad autónoma, se ocupa del ámbito penitenciario y ha merecido la calificación de sobresaliente ‘Cum Laude’ por la Universidad de Extremadura.

El estudio compara esta conducta tanto en los reclusos como en la ciudadanía ya que, tampoco se puede olvidar, “que uno de cada diez adolescentes y el uno por ciento de la población hace uso de la autolesión”. Un número de casos que, como puntualizó el autor de esta Tesis Doctoral, se reduce “como consecuencia de la introducción de la metadona”. Unas laceraciones que, como explicó, tienen mayor incidencia cuando el individuo, ya con inclinación a autodañarse, ingresa en prisión y en su primera etapa se encuentra “inadaptado” al medio pero, a medida que cumple condena, esta pulsión “se estabiliza”. Otros factores que fundamentan, a juicio de Ahmadieh Jurdi, esa disminución de autolesiones es potenciar la “comunicación con el mundo exterior; los talleres formativos; la posibilidad de cursar estudios de Bachillerato o carreras; el trabajo remunerado; el ocio y las actividades lúdicas” que vertebra la Dirección del Centro Penitenciario de Ceuta.

Para finalizar su tesis doctoral ‘Autolesiones en el medio penitenciario’, recurre a varias frases célebres que sintetizan las estadísticas que elaboró durante una decena de años con una muestra de 460 personas –tanto internas como de la población general–. “Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente”, de Franklin D. Roosevelt; “Del sufrimiento han emergido las almas más fuertes. Las almas más fuertes se forman a base de cicatrices”, de Jalil Gibran; o “Nunca fuí capaz de expresar mis sentimientos o emociones en palabras. No sé si esta es la causa de por qué lo hice en la música y la pintura. O viceversa: usar la música o la pintura para renunciar a decir algo con palabras”, entre otras.

El “círculo vicioso” de infligirse daños en el cuerpo

El ciclo de la conducta autolesiva es un “círculo vicioso” en el que entra un individuo “sin mecanismos adaptativos para calmarse, identificar, expresar, tolerar y manejar sus emociones” que es víctima de una desregulación emocional –experiencias traumáticas, drogodependencias, alixitimia…– y a lo que se suma la “prisionización, las experiencias disociativas y el trastorno de personalidad”. El sentimiento de abandono e infravaloración provoca al sujeto frustración y reacciona ante un estímulo negativo con ansiedad, que desemboca en una tensión que le produce confusión y un vacío que llena con la autolesión. Con esta actitud libera endorfinas y logra alivio, calma y relajación que se traduce en una sensación de control sobre el cuerpo, vergüenza, estigma y dolor.

FUENTE: Por Juanjo Oliva para elfarodigital.es

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