cicatriz-joven-hombreEste año la Secretaría de Salud la tipificó como un intento suicida. Un adolescente cuenta las razones de por qué recurrió a esta práctica.

Todos los jóvenes en la sala de Servicios Amigables del Hospital de Baranoa prestan atención a las palabras de la psicóloga Tatiana Peña Consuegra. Interrumpieron la conversación que mantenían hace unos segundos y ahora, sentados alrededor de una mesa, escuchan como si de una clase se tratara.

“El cutting consiste en la autoagresión física con cualquier objeto cortopunzante. Uno de los objetivos es que quede en evidencia la agresión y los lugares más comunes suelen ser los antebrazos, los muslos y el abdomen”, comenta la profesional, en diálogo con EL HERALDO.

Entre 2012 y principios de 2016, Peña Consuegra se desempeñó como la psicóloga del área de Consulta Externa del hospital. Desde 2014, dice, comenzaron a llegar solicitudes al centro de salud de las escuelas municipales porque “veían que menores de edad”, la mayoría niñas entre los 10 y 15 años de edad, presentaban “conductas inadecuadas” en salones de clases y cortadas en los brazos.

Con charlas individuales descubrió que

se autolesionaban. Que con manillas y pañoletas solían esconder las marcas que les dejaban las heridas y que utilizan una diversidad de objetos, como la punta de un lápiz, la cuchilla de una máquina de afeitar, un compás, cuchillos o reglas metálicas para herirse. Concluyó, entonces, que en cada caso había intolerancia a la frustración.

“Por cualquier motivo, por pequeño que fuera, para ellos era motivo suficiente para autoagredirse. Perder un examen, pelear con un amigo, terminar una relación o discutir en casa”, enfatiza Peña, hoy coordinadora de los Servicios Amigables del centro hospitalario.

Vía telefónica, la teniente Jeimy Vargas Reyes, jefe de la Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana, manifiesta que, en los pocos casos tratados por el grupo, los menores de edad les cuentan que “no viven con alguno de sus padres, son maltratados, vienen de hogares disfuncionales”, entre otras variantes sociales.

“Nosotros siempre buscamos a través de comisarías de familia e ICBF un apoyo por parte de psicología porque es un problema de comportamiento y directamente en la casa”, indica la oficial. La Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía señala que la mayoría de casos reportados se presentan en los colegios públicos.

EN ALERTA

Los Servicios Amigables son un espacio dentro de los centros de salud de cada municipio reactivado por la Gobernación del Atlántico en 2014. Allí los jóvenes asisten a consultas y reciben orientación y capacitación, de parte de un equipo interdisciplinario, para promover en ellos la adopción de estilos de vida saludables, los derechos en salud sexual, de género, de seguridad alimentaria, salud mental, prevención de consumo de drogas, embarazos no deseados, entre otros componentes, que son identificados porque pueden impactar la salud de los adolescentes y jóvenes.

María Menco Polanco, coordinadora del programa de Salud Mental de la Gobernación, explica que el cutting es “una conducta recientemente identificada” por la Secretaría de Salud del Departamento, que este año fue catalogada por la dependencia como un “intento suicida”.

Al serlo, cada caso debe ser notificado al Instituto Nacional de Salud. Sin embargo, la Secretaría dice que aún no maneja cifras concretas ni estadísticas porque hay “dificultades para que la gente identifique y notifique los intentos suicidas”.

“El docente no lo notificaba porque hasta ahora no era un evento de obligatoria notificación en salud. En el trabajo con los jóvenes nos hemos dado cuenta de que esta conducta (el cutting) se está extendiendo cada vez más”, reconoce Menco Polanco.

El propio Ministerio de Educación manifestó, a través de Olga Zárate, coordinadora de programas transversales de la dependencia nacional, que los estudios del cutting son nuevos y no existen estadísticas en el país porque va en contravía de la práctica.

Para este año la Gobernación del Atlántico tiene programada unas jornadas de movilización social, enseñando actividades de prevención y notificación de intentos de suicidio en las instituciones educativas, y cuyo capítulo más grande será el cutting.

Según registros, de enero a mayo de 2016 fueron reportados cinco suicidios en el Atlántico frente a 28 de 2015 en este mismo periodo.

¿QUÉ ES?

La palabra cutting, traducida al inglés, significa cortando, tratándose del gerundio. Como sustantivo quiere decir corte y como adjetivo es cortante. Por algún tiempo, la historia reciente relacionó la práctica de la autolesión con objetos cortopunzantes a la subcultura o tribu urbana Emo, como un acto para liberar dolor emocional.

“Nosotros buscamos a través de comisarías de familia e Icbf un apoyo por parte de psicología porque es un problema de comportamiento y directamente en la casa”, afirma la teniente Vargas.

Para el psiquiatra, Juan Issac Llanos, director del Centro Terapéutico Re-Encontrarse, no hay ningún acto del ser humano que no incida en la salud mental. Señala que la motivación que puede tener una persona a la hora de realizar el cutting puede ser muy variada respecto a otra.

En Baranoa, por ejemplo, la coordinadora Tatiana Peña señala que el hospital ha reportado hasta la fecha 98 casos. Que en este año han sido notificados 10, pero que entre junio y julio no han recibido ninguno.

“Algunos niños con los que hablé dijeron que fue por moda, el internet es un arma de doble filo”, puntualiza la psicóloga.

TESTIMONIO

A dos metros de ella, un joven pelinegro de 15 años de edad manifiesta que las marcas que tiene en su cuerpo son producto del cutting. Con algo de timidez dice que lo vio, por primera vez, en el colegio “por unos amigos” y expresa que todo comenzó por “simple curiosidad”.

“Me llamó la atención y quise experimentar. Lo hice por curiosidad y cuando me terminaron en una relación”, explica el adolescente, al tiempo que muestra los cortes en su antebrazo izquierdo. Unas 18 marcas se pueden contar fácilmente, pero hay más que se pierden por lo viejas que son. Antiguos gritos silenciosos que se tatuaba a escondidas, en su casa.

Advierte que no se agrede desde hace mes y medio, cuando empezó a acudir a las orientaciones de los Servicios Amigables. Ahora incluso convenció a su hermano de 12 años para que participe en las charlas y no caiga en esta “mala conducta”.

FUENTE: Por José Luis Rodríguez para ElHeraldo.co

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