Estrategias Terapéuticas

Esta sección habla de algunas estrategias generales que a menudo son empleadas en el entorno terapéutico. A continuación se describen las recomendaciones respecto a estas estrategias para su uso en terapia con personas que se autolesionan. En el apartado de Tratamientos se presentan diversas opciones en cuanto a tipos de terapia, así como resultados de investigaciones sobre el tema.

Entendimiento mutuo

Para que la terapia sea efectiva, deberá establecerse el entendimiento mutuo, el cual implica construir una relación con el paciente, generalmente de confianza, respeto, y cierto grado de afinidad. Hay muchos modos de establecer un entendimiento mutuo, y usted indudablemente tiene su propio estilo de hacerlo. Aun así, hay algunos ingredientes básicos para fomentar el buen entendimiento en una relación terapéutica. Primero, ser atento es un componente necesario del entendimiento mutuo. Sus pacientes necesitan saber que usted los escucha y esto lo sabrán por sus respuestas a lo que ellos plantean.

Además, ser capaz de prestar atención a sus pacientes de una manera imparcial es muy importante cuando se trata con cuestiones de autolesión. Por ejemplo, usted no querría responder cuando un cliente le cuenta sobre un incidente de autolesión mostrando su repugnancia y lanzando expresiones como “¡Estás grueso! ” o “¡Estás loco! Puede pensar o sentir estas cosas, pero es importante que no comparta estos pensamientos o emociones con sus pacientes.

La capacidad de mantenerse conectado con un paciente es también un componente esencial del entendimiento mutuo. Esto es aún más cierto cuando se trata con clientes que se hicieron daño a sí mismos. A menudo su experiencia de falta de conexión influye en su deseo de dañarse, y aunque a veces pueda ser difícil escuchar a los pacientes describir el trauma que han soportado (sea autoinfligido o perpetrado por otro), es necesario que usted lo haga. En algunos aspectos, usted se vuelve el amarre a la realidad y cordura de su paciente. Su capacidad de conectarse con su paciente y permanecer presente durante los momentos difíciles influirá enormemente en su progreso terapéutico.

Contratos

Los contratos en la arena terapéutica pueden ser escritos o verbales entre un terapeuta y un paciente. Típicamente, los contratos se usan como un modo de disminuir la probabilidad de que un paciente lleve a cabo un comportamiento peligroso o perjudicial. Generalmente, los contratos estipulan que el paciente llevará a cabo alguna acción (como llamar al terapeuta) antes de realizar una actividad perjudicial.

Con pacientes que realizan actividades autolesión, por lo general NO se recomiendan los contratos (por supuesto, siempre hay excepciones). Como se dijo, debido a que la autolesión normalmente no pone en riesgo la vida y porque desempeña un papel importante para enfrentarse a las situaciones, sería imprudente pedirle al cliente que simplemente deje de realizar este comportamiento.

Los contratos en los cuales los clientes prometen no hacerse daño tienden a producir efectos terapéuticos negativos. Ellos pueden sentir una falta de control u opción dentro del entorno terapéutico si usted les pide que estén de acuerdo con un contrato como éste, y esta falta de control aumentará la probabilidad de que se autolesionen, así como propiciará vergüenza y falsedad dentro de la alianza terapéutica. En suma, los contratos generalmente se hacen para satisfacer las necesidades o miedos del terapeuta, en lugar de los del paciente.

Sin embargo, un contrato puede ser útil a condición de que el acuerdo especifique un comportamiento preventivo más que sólo el desuso de la autoagresión. Por ejemplo, un contrato podría estipular que el paciente llame al menos a una persona antes de autolesionarse. Este acuerdo no hace desaparecer ninguna de las opciones del cliente en cuanto a la autolesión; en su lugar, presenta un comportamiento que, con algo de suerte, disminuiría la probabilidad de un episodio autolesión.

Otro ejemplo es que cuando el paciente necesite autolesionarse, primero que responda las preguntas que proponemos en la sección de Auto-Ayuda. Esto permite al paciente por un lado estar un poco más consciente de lo que quiere hacer, el porqué y si hay alternativas para no hacerlo, y por otro puede ser material de discusión que le permita buscar otras opciones en lugar de hacerse daño, como es el aprender a comunicar lo que siente. Una vez más, este acuerdo no implica que el paciente no se haga daño, en su lugar le da la oportunidad de no hacerlo o bien limitar las lesiones.

El siguiente es un ejemplo de un contrato que podría usarse en el entorno terapéutico.

Yo, (nombre del paciente), consiento en ponerme en contacto con al menos una persona antes de intentar lastimarme yo mismo. Esta persona no tiene que ser (nombre del terapeuta); sin embargo, puedo ponerme en contacto con ella/él si lo deseo. Este contrato será efectivo durante un periodo de una semana, comenzando en la fecha indicada al calce de esta página.

Firma del cliente:
Fecha:
Firma del terapeuta:
Fecha.

Como puede usted ver, este contrato no exige el cese de la autolesión. Más bien especifica la inclusión de comportamientos que disminuyen la probabilidad de autolesionarse.

Para el único caso que se recomienda hacer un contrato donde el paciente se restringe de autolesionarse, es a la hora de las sesiones. Es importante que el paciente no se haga daño frente al terapeuta ni en el consultorio o despacho del mismo.

Paradojas

Igual que en los contratos, NO se recomienda el uso de paradojas con pacientes que se autolesionan.

Las paradojas significan prescribir un tratamiento que va en oposición con el resultado deseado. Por ejemplo, uno de los usos más comunes de la paradoja ocurrió en un episodio de The Brady Bunch (La Tribu de los Brady, programa de TV estadounidense). Bobby, el hijo más joven, estaba planeando escaparse. En lugar de tratar de convencer a Bobby de que no se escapara, Mike, su padre, le ayudó a empacar su maleta. Mike usó un procedimiento que parecía oponerse al objetivo deseado. Y, como la mayor parte de las intervenciones dentro de aquella serie de televisión, eso funcionó. Bobby decidió que no se iría de la casa.

Aunque la paradoja puede ser una técnica eficaz en la terapia, igual que en los programas de televisión, la misma presenta cierto grado de peligro cuando se usa con pacientes que se autolesionan. La utilización de la paradoja podría animar a los pacientes a aumentar dramáticamente la frecuencia o severidad de sus lesiones, y de eso NO se trata la terapia. Hay que tomar en cuenta que los pacientes utilizan la autolesión como método para manejar emociones que les son intolerables, y si se le anima a utilizar dicho método, por ellos, qué mejor, ya no tienen que buscar alternativas como es el comunicar verbalmente sus emociones.

Medicamentos

El papel de los medicamentos en el tratamiento de la autolesión sigue siendo una fuente de cierta especulación. Debido a la escasez de investigaciones de calidad de la autolesión y su tratamiento, la eficacia de los medicamentos no ha sido suficientemente determinada (Ver página de Psicofarmacología). Sin embargo, parece que los medicamentos para el tratamiento de la autolesión son limitados en su utilidad.

Los medicamentos pueden servirle a clientes que exhiben síntomas obsesivos o compulsivos. Algunos medicamentos pueden disminuir los estilos de pensamiento obsesivo y, por consiguiente, disminuir los comportamientos compulsivos (incluso la autolesión). Para otros, sin embargo, los medicamentos pueden causar un aumento del sentimiento de pérdida del control. Recuerde que la autolesión con frecuencia se usa como un método para adquirir control. Por lo tanto, para estos pacientes, los medicamentos que disminuyen el sentido del control pueden servir para aumentar la frecuencia de hacerse daño.

Además, los medicamentos, como sustancias psicoactivas, pueden no ser los adecuados para pacientes con problemas de abuso de sustancias. Muchos clientes que están en recuperación por abuso de sustancias probablemente rechazarán tomar medicamentos no esenciales. Muchos medicamentos también tienen efectos secundarios o cualidades adictivas que desalentarían a algunos pacientes a seguir el tratamiento recomendado.

Por otra parte, para algunos pacientes, los medicamentos sí tienen el efecto positivo de ayudarles a sentir que se les presta atención. El tratamiento médico simboliza la atención especial o el tratamiento de los síntomas del cliente. Algunos clientes pueden ser más propensos a adherirse al tratamiento recomendado y permanecer en terapia cuando sienten que están recibiendo atención médica adicional. Sin embargo, es importante notar que no necesariamente es el medicamento en sí lo que es beneficioso para el tratamiento. Más bien, es la percepción de ser atendido y visto de manera especial lo que positivamente influye en el tratamiento de las lesiones autoinfligidas. Sin embargo, como clínicos, debemos ser capaces de hacer que nuestros pacientes se sientan apoyados, que se preocupa uno por ellos, y que son únicos sin el uso de la intervención farmacéutica.

Tratar el Problema, no los Síntomas

La mayoría de los pacientes no entran a la terapia por motivos de autolesión. Más bien, la mayoría entra a la psicoterapia para trabajar en las reacciones emocionales a cuestiones relacionadas con el trauma de autoagresión, abuso, tensión, etcétera.

La autolesión es típicamente el síntoma de un problema más serio o profundamente arraigado (Ver página de Por qué se autolesiona), y descubrir la forma de ayudar a los pacientes a trabajar con y resolver tales cuestiones necesita ser el objetivo primordial de la terapia. Explorar las cuestiones de abuso y trauma, ayudar a su cliente a formarse un sentido más definitivo y profundo de sí mismo, enseñarle habilidades de reafirmación, independencia y autonomía, pueden ser todos objetivos a largo plazo de la terapia.

Usted descubrirá que a medida que progresa hacia sus distantes objetivos terapéuticos, sus clientes ya no tendrán que usar la autolesión como un método de enfrentar las situaciones, comunicarse, o manejar sus vidas. En cambio, serán capaces de usar habilidades más eficaces y menos perjudiciales, como la expresión directa de sus emociones.

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