Tipos de Autolesión

La autolesión se divide generalmente en tres categorías: Típica, Psicótica y Orgánica. La mayor parte de este sitio se ha concentrado en las formas típicas de la autolesión; es decir, cuando el hacerse daño ocurre debido a motivos emocionales o psicológicos, y no por motivos Psicóticos o factores Orgánicos. La mayoría de las personas que se autolesionan caen dentro de la categoría Típica. Las formas típicas de autolesión generalmente derivan de estados psicológicos angustiantes y son usadas como métodos de hacer frente y aliviar la angustia psicológica (Ver sección ¿Por que se Autolesiona? o ¿Qué es la Autolesión?).

Aunque la mayor parte de este sitio se dirija a cuestiones acerca de las formas típicas de la autolesión, como profesional de la salud mental usted puede encontrar también actos autoagresivos que entran en la categoría psicótica u orgánica, las cuales se describen en esta sección.

Clasificación de la Autolesión

Favazza (1986) clasifica la autolesión en tres tipos:

  1. Auto-mutilación mayor (incluye cosas como castración, amputación de miembros, sacarse los ojos, etc.) es un fenómeno poco común y normalmente está asociada a estados psicóticos.
  2. Autolesión estereotípica incluye acciones como golpearse la cabeza rítmicamente contra una pared, etc.  Este tipo de AL se presenta principalmente en personas con retraso mental, autistas o sicóticos.
  3. Autolesión superficial o moderada.  Este tipo de Autolesión es la más común y es del que se trata este sitio.  La Autolesión No suicida encaja en esta definición. Incluye cortarse, quemarse, rascarse hasta sangrar, arrancarse el pelo, romperse huesos, pegarse, lastimarse sobre una herida deliberadamente, interferir con la saneamiento de una herida, y casi cualquier método en que uno mismo se infrinja daño físico.  En estudios clínicos y en una encuesta informal, el acto más popular fue el de cortarse, y los lugares más comunes fueron las muñecas, parte alta del brazo, y la parte interior de los muslos.  Mucha gente ha usado más de un método, sin embargo prefieren uno sobre los otros, y casi siempre se dañan en los mismo lugares.

Favazza (1996) subdivide a la autolesión superficial/moderada en tres tipos: compulsiva, episódica, y repetitiva.

Autolesión compulsiva

La autolesión compulsiva tiene diferencias de carácter en comparación con las otras dos, y está asociada con el desorden obsesivo-compulsivo.  El auto daño compulsivo incluye el arrancarse el pelo (tricotilomanía), fricción excesiva de la piel, y excoriación cuando se hace para remover defectos percibidos en la piel.

Estos actos pueden se parte de un ritual obsesivo-compulsivo con pensamiento insistentes: la persona al hacerse daño trata de aliviar la tensión y prevenir algo terrible que piensan puede pasar.

La autolesión compulsiva tiene una naturaleza diferente y  raíces diferentes de la autolesión impulsiva (episódica y repetitiva)

Autolesión impulsiva

Tanto la autolesión episódica como la repetitiva son actos impulsivos, y la diferencia entre ellos tiene que ver más con el grado o nivel de hacerlo.

La autolesión episódica es una conducta llevada a cabo tan a menudo que la persona que lo hace ni lo piensa y no se consideran como gente que se hace daño.  Generalmente es un síntoma de algún otro desorden psicológico.

Lo que empieza como una autolesión episódica puede escalar hasta llegar a ser repetitiva.  Muchos terapeutas (Favazza and Rosenthal, 1993; Kahan and Pattison, 1984; Miller, 1994; entre otros) consideran que la autolesión repetitiva debería estar clasificada por separado en el Eje I como trastorno del control de los impulsos no especificados.

La autolesión repetitiva se caracteriza por conscientemente considerar el hacerse daño incluso aunque se lleve a cabo, y las personas se identifican a sí mismas como gente que se autolesiona.

La autolesión episódica se vuelve repetitiva cuando lo que inicialmente era un síntoma se vuelve una enfermedad en sí misma (como se puede constatar en mucha gente que se hace daño y describe a la autolesión como ‘adictiva’). Es impulsiva por naturaleza, y normalmente se convierte en una respuesta reflejo a cualquier tipo de estrés, positivo o negativo.  Así como los fumadores que agarran un cigarro cuando se sienten abrumados, los que se autolesionan de manera repetitiva agarran un encendedor o una navaja, o un cinturón cuando ya no pueden soportar una situación.

En un estudio de personas con bulimia que se autolesionan, Favaro y Santonastaso (1998), utilizaron una técnica estadística llamada análisis factorial para distinguir entre los actos compulsivos de naturaleza y los impulsivos. Reportaron que el vomitar, morderse las uñas de manera severa y jalarse el pelo estaban cargados con un factor compulsivo.  En cambio, intentos de suicidio, abuso de substancias, abuso de laxantes, cortarse la piel y quemarse estaban cargados de un factor impulsivo.

Características de la Autolesión

Todos llegamos a hacer cosas que no son buenas para nosotros y que nos hacen daño.  También hacemos cosas que nos hacen daño físico pero que su intención principal es para algo diferente.  Algunas formas de hacerse daño son culturalmente sancionadas mientras que otras son vistas como patológicas. ¿Cuál es cuál?

Para distinguirlos se puede analizar si el hacerse daño es deliberado y causa un daño físico de inmediato.  Por ejemplo, cortarte, quemarte o pegarte con un martillo son claramente actos de auto-lesión inmediata y deliberada.  En cambio el fumar, los problemas alimenticios, el no hacer ejercicio, etc. son actos que hacen daño a la larga pero en el momento de hacerlos no se  busca un daño inmediato.  Ahora bien, ¿dónde quedan los tatuajes y el piercing (hacer perforaciones para aretes, anillos, etc)?

El primer paso para clasificar la autolesión Favazza (1996), es decidir qué tipo de autolesión es patológica y qué tipo es culturalmente sancionada.

La autolesión que es socialmente sancionada se divide en dos grupos: Rituales y Prácticas.  Modificar el propio cuerpo (tatuajes, piercings, etc) puede caer en cualquiera de estos dos grupos.

Los Rituales reflejan una tradición cultural, y normalmente tienen una fundamentación simbólica, y representan una forma en que el individuo se conecta con su comunidad.  Los Rituales pueden tener el propósito de curación, de expresión de espiritualidad, o para fines de demostrar un orden social.  En cambio las Prácticas tienen poco significado cultural o simbólico y muchas veces son una respuesta a lo que está de moda.  Las Prácticas se hacen con fines de decoración y/o para identificarse con un grupo cultural.

La autolesión patológica se puede clasificar según sus fines: suicidio, autolesión (que se subdivide en Mayor, Estereotípica y Ssuperficial/moderada), o en conducta enferma.

Kahan y Pattison (1984) identificaron tres componentes en los actos de autolesión: Dirección, Letalidad y Repetición.

Dirección: Se refiere a que tan intencional fue la conducta.  Un acto con intención es aquel que se logra en un lapso de tiempo corto, se está consciente de los efectos dañinos que tiene y propositivamente se busca lograrlos.  De no ser así, se considera un acto indirecto de auto-lesión.

Letalidad: Se refiere a la posibilidad de que el acto resulte en la muerte, ya sea de inmediato o en un futuro próximo.  En un acto letal casi siempre la intención es la muerte.  Si no se quiere o se piensa en la posibilidad de morir, el acto no tiene el componente de letalidad.

Repetición: Se refiere a si el acto se hace una vez o se repite con frecuencia por un período de tiempo.  Si el acto se considera repetitivo es que se realiza varias veces.

La siguiente tabla da ejemplos de la combinación de los tres componentes.

 

Repetitivo Conducta Directa Conducta Indirecta
Alta letalidad Baja letalidad Alta letalidad Baja letalidad
Tomar dosis pequeñas de arsénico por un lapso de tiempo Autolesión: cortarse, quemarse, pegarse, etc. Diabético tipo 1 que no se inyectan su insulina Fumar, alcoholismo
No Disparo en la cabeza Automutilación mayor Pacientes terminales con cáncer que no aceptan la quimio Caminar en el centro solo a las 3 a.m.

¿Qué es la Autolesión? Definiciones de Autolesión

 

La Autolesión Típica, superficial, moderada, también conocida como Autolesión No Suicida (ANS) se refiere a

La destrucción deliberada, autoinfligida de los tejidos del cuerpo, sin intención de suicidio y sin propósito de ser sancionado por la sociedad” (Nock y Favazza, 2009). Para diferenciar la ANS de la autoagresión u otros conceptos, se la considera directa, repetitiva, con bajo grado de letalidad y de tipo superficial o moderada y, además, suele realizarse para reducir y/o comunicar malestar psicológico y es de naturaleza socialmente inaceptable (Favazza & Favazza, 1987; Pattison & Kahan, 1983).

Otra buena definición de lo que es la autolesión se encuentra en Winchel y Stanley (1991), que la definen de la siguiente manera:

 … el cometido de deliberadamente hacerse daño a su propio cuerpo.  La lesión se hace a uno mismo, sin la ayuda de otra persona.  La herida es lo suficientemente severa para causar daño en los tejidos (y dar como resultado cicatrices o marcas).  Los actos que tienen una intención suicida o que están asociados a la excitación sexual están excluidos de esta definición.

El Diccionario Médico de Mosby (1994) da la siguiente definición:

… estado en el que se encuentra un individuo que tiene un alto riesgo de hacerse daño pero no de matarse, y que produce daño en los tejidos y logra aliviar la tensión que siente.  Los grupos de alto riesgo son las personas que son incapaces de manejar tensión psicológica de manera sana, estar en estado de ansiedad, culpa o despersonalización, en necesidad de estimulación sensorial para regresar a la realidad, deprivación de cuidado paterno / materno o perteneciente a una familia disfuncional.

Gente en riesgo incluye a pacientes con personalidad limítrofe (especialmente mujeres entre 16 y 25 años de edad), pacientes en estado sicótico (frecuentemente varones jóvenes adultos), niños golpeados o con disturbios emocionales, niños con retraso mental o autistas, pacientes con un historial de auto-lesión, o con un historial de abuso físico, emocional o sexual.

Malon y Berardi (1987) hacen un resumen del proceso que consideran subyace a la autolesión:

 Los investigadores han descubierto patrones comunes en la conducta de cortarse.  El estímulo que lo provoca parece ser una amenaza de separación, rechazo o decepción. Lo que sustenta la conducta es un sentimiento de tensión abrumante y de soledad derivante de un miedo al abandono, de odio a sí mismo, y de una aprehensión de ser capaz de manejar su propia agresión.  La ansiedad se incrementa y culmina en una sensación de irrealidad y vacío que produce un adormecimiento de las emociones y la despersonalización.  El cortarse es un medio primitivo para combatir la despersonalización.

Este resumen coincide con la definición que da Mosby a cerca de los que son más susceptibles a la autolesión.

Este sitio está enfocado a la autolesión moderada / superficial, que es directa, repetitiva y con un grado bajo de letalidad.  La autolesión moderada se puede subdividir en impulsiva y compulsiva.

Los actos de autolesión ¿se deben de considerar como intentos manipulativos de suicidio?

Favazza (1998) es muy categórica y definitiva cuando afirma que “la autolesión es diferente al suicidio.  Revisiones de importancia han apoyado y sustentado esta diferencia. Algo básico de entender es que la persona que realmente intenta suicidarse busca terminar con toda emoción, en cambio la persona que se autolesiona busca sentirse mejor”

Aunque algunas veces a las conductas de autolesión se les llama “parasuicidas”, la mayor parte de los investigadores reconocen que la gente que se hace daño generalmente no tiene la intención de morir como resultado de sus actos, sino que busca sobrevivir y le ofrece un alivio a su malestar.  En contraste “se ha reportado que intentos de suicidio no proveen alivio, no se repiten frecuentemente y no tienen un valor comunicativo menor” (van der Kolk et al., 1991).  Ahora bien, hay casos en que pacientes que se autolesionan sufren de se excluidos por la sociedad y por desesperación puede que intenten suicidarse.

No obstante los actos de auto-lesión no son un intento de suicidio, puede llevar a idear un suicidio, o incluso cuando un autolesionador se le pasa la mano, llegar a suicidarse.

Herpertz (1995) hace notar que la gente que se autolesiona distingue de manera precisa entre los actos de autolesión y los suicidas.  Solomon y Farrand (1996) dicen que “aunque los actos de auto-lesión y los suicidas se confunden, su significado es distinto.  Lo que emerge es una liga entre los dos actos: la autolesión es una alternativa al suicidio, y es una alternativa preferible”.

En una revisión de la literatura, Favazza (1998) señala que es únicamente recientemente que la auto-lesión se le reconoce como una manera enferme de manejar emociones, la cual se podría convertir en suicidio cuando el paciente siente que ya no tiene escape o alternativa.  Nos dice que “tradicionalmente se a trivializado (corte suave de las muñecas), mal-identificado (intento de suicidio) y considerado como un síntoma (de la personalidad limítrofe)”, cuestión que tiene que cambiar al ir informando a los profesionales de la salud.

Otra referencia que apoya lo distintivo de la naturaleza de un acto de autolesión, viene de un estudio de diagnóstico psiquiátrico entre gente que se auto-lesiona en contraste con la gente que intenta suicidarse (Ferreira de Castro et al., 1998).  En el Eje I, 14% de auto-lesionadores (AL) fueron diagnosticados con depresiones mayores, opuesto al 56% de los que intentaron suicidarse (IS).  Con respecto a la dependencia al alcohol, 16% de AL fue diagnosticado en contrate con 26% de IS. Únicamente el 2% del grupo de AL se les consideró esquizofrénicos y del grupo IS, al 9%. Fue más común que el grupo de AL un trastorno distímico (12% vs. 7%), o bien de ser diagnosticados con  trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo (24% vs. 6%).  Claro que el hecho de que el grupo de los que se intentó suicidar pudo influenciar el diagnóstico relacionados con la depresión.

El estudio reveló que las personas que se hacen daño para morir y las personas que se hacen daño para poder lidiar con su estado emocional, presentan perfiles psiquiátricos muy diferentes.

Encuestas informales vía el Internet demuestran que muchos de los que se autolesionan son muy conscientes de la cuerda floja por la que caminan, y también muy resentidos con los médicos y profesionales de la salud mental que confunden los incidentes de autolesión por intentos de suicidio, sin darse cuenta que es un intento desesperado de no suicidarse.

Autolesión y comportamiento Psicótico

Algunas de las formas más severas de autolesión tienen un origen psicótico. Conceptualmente, el término psicótico se refiere a una perturbación grave en el sentido de la realidad de una persona (el comportamiento psicótico es el que corresponde a esta deformación de la realidad). Aunque haya una variedad de trastornos específicos dentro del ámbito de la psicosis (como esquizofrenia, trastorno ilusorio, y trastorno esquizoafectivo), cada uno implica modelos anormales del pensamiento, percepción, o noción de la realidad.

Muchas personas que experimentan pensamientos y comportamientos psicóticos también tienen alucinaciones o falsas ilusiones. En lenguaje llano, las alucinaciones son percepciones falsas. Estas percepciones pueden tomar la forma de cualquier tipo de entrada sensorial (gusto, vista, sonido, tacto, u olor), pero generalmente son auditivas. Tener la sensación de bichos que caminan lentamente por sus brazos (cuando en realidad éste no es el caso) es un ejemplo de una alucinación. Escuchar cosas o ver cosas que no están allí también se le considera una alucinación. Las falsas ilusiones, las creencias falsas o deformadas, comúnmente tienen que ver con estados psicóticos. Por ejemplo, creer que eres María Felix es una falsa ilusión. Muchas personas que tienen ilusiones falsas se creen que son Dios o posean poderes sobrenaturales, como la capacidad de leer los pensamientos de los demás o controlar a la gente. Los estados psicóticos pueden provenir de varias fuentes, incluso ciertos trastornos psicológicos, desequilibrios químicos o neurológicos, lesiones, o el uso de ciertas sustancias.

Las personas que experimentan estados psicóticos llegan a autolesionarse. Debido a la pérdida de contacto con la realidad, las autolesiones que ocurren durante un estado psicótico tienen el potencial de ser extremas. La amputación de las partes de cuerpo u ojos (enucleación de ojos), castración, y comerse su propia carne (autocanibalismo) son ejemplos de algunas formas más severas de auto-leisón. No todas las conductas de autolesión que se derivan de una fuente psicótica son tan extremas. Sin embargo, los incidentes psicóticos de auto-agresión son en general potencialmente más peligrosos que los actos de de autolesión con orígenes no psicóticos.

La autolesión no sirve al mismo objetivo en las personas que experimentan estados psicóticos que en las que no. La mayoría de las personas que se hacen daño fìsico como un método de enfrentar un dolor agobiante interno, y aunque a menudo se presenta un alto grado de disociación, el contacto con la realidad no se pierde. En contraste, las personas que experimentan estados psicóticos claramente experimentan una perturbación de su sentido de la realidad. Aquellos con comportamientos psicóticos usan la autolesión como un modo de responder a alucinaciones o falsas ilusiones. Por ejemplo, una alucinación auditiva puede darte a entender que tienes que cortarte el lóbulo de la oreja (como lo hizo Van Gogh) para apaciguar un poder superior. Esta alucinación puede ser tan convincente que respondes a ella y te cortas la oreja. Aunque en cierto modo este acto auto-agresivo ayuda a disminuir una intensa experiencia psicológica, la motivación primaria de estos comportamientos procede de la presencia de estas falsas percepciones o creencias.

El tratamiento de la autolesión en personas que experimentan estados psicóticos, generalmente se concentra en la reducción o eliminación de la psicosis más que en la auto-agresión. Debido a que la autolesión deriva de estos procesos de pensamiento anormales, al cambiar estos procesos generalmente modifica los comportamientos auto-agresivos. Generalmente se recomiendan métodos psicofarmacológicos para tratar la mayoría de las psicosis.

En la sección de Psicofarmacología se presenta una revisión de experimentos y estudios del uso de fármacos con pacientes que se autolesionan.

 Autolesión Orgánica

La psicología, como campo, raramente concluye que exista alguna causa para un comportamiento. Sin embargo, generalmente se cree que la discapacidad intelectual, el espectro autista u otros trastornos del desarrollo derivan de factores orgánicos, genéticos, u otros factores físicos. Aunque estos trastornos son bastante distintos entre sí, es relativamente común que los individuos con estos desórdenes participan en conductas de autolesión; y las formas específicas de la autolesión, así como las funciones para las que sirven, son similares. Por estos motivos, en este estudio se han combinado estos dos grupos.

La discapacidad intelectual describe una condición de importantes limitaciones de las capacidades intelectuales junto con dificultades considerables en las relaciones sociales, habilidades de comunicación, empleo, y/o cuidado de sí mismo. Los individuos con discapacidad intelectual se extienden a lo largo del espectro en términos de capacidad para funcionar dentro de la sociedad. Muchos individuos con retraso mental son capaces de adaptarse a las demandas de la sociedad y vivir sus vidas con razonable normalidad, mientras los otros son incapaces de cuidarse a sí mismos en absoluto y deben permanecer bajo constante supervisión.

Las personas con autismo tienen gran dificultad para relacionarse con otros de una manera típica; a menudo sus habilidades de comunicación están enormemente deterioradas. Muchas veces parece que aquellos con autismo están en su propio mundo porque no responden a señales externas de manera típica. Por ejemplo, uno tendría que pararse delante de una persona autista y repetir su nombre durante varios minutos para conseguir una respuesta, e incluso así es posible no conseguir ninguna. A veces tienen intereses y comportamientos extraños y estrechos, como el protagonizado por Dustin Hoffman en su personaje de Raymond, en la película “Rain Man”. En esta cinta, Raymond era incapaz de cuidarse a sí mismo o comunicarse eficazmente con otros. Sin embargo, podía recordar números y realizar operaciones aritméticas complejas en su cabeza, lo cual funcionó muy bien en los casinos de Las Vegas. Igual que Raymond, algunos individuos autistas son bastante expertos en áreas particulares. Unos pueden ser excelentes en matemáticas; otros en la música. Aunque el espectro autista esté relativamente extendido, hay todavía mucho que aprender sobre este misterioso trastorno y es su manifestación es muy diversa. La mayoría de personas con autismo no son Raymond.

La autolesión es un comportamiento relativamente común tanto en personas con discapacidad intelectual. Sin embargo, la forma y los «para qués» del comportamiento son bastante diferentes de lo que es la autolesión en la población general. Por ejemplo, en estas poblaciones generalmente la autolesión no se relaciona con disociación, rituales, trauma previo, uso de sustancias, y muchos factores similares.

Los individuos con estos desórdenes tienden a lesionarse de modos particulares. Golpearse (en general la cabeza) darse bofetadas y morderse (sobretodo los labios) son métodos comunes de auto-agresión. Estos tipos de autolesión son mucho más básicos que los de la población general. Es decir, la utilización de un cuchillo para lesionarse es un comportamiento más complejo que simplemente golpearse la cabeza contra una pared.

Además, la frecuencia de autolesionarse en poblaciones problemas orgánicos o del desarrollo es mucho mayor que en la población general. Estas personas a menudo se lesionan a sí mismos muchas veces al día, con frecuencia en presencia de otros. En contraste, en la población general la autolesión es mantenida en secreto por la mayoría y por lo general no ocurre cuando los otros están presentes. Con frecuencia se hacen daño aun cuando los demás traten físicamente de evitar que lo hagan.

Entre estas poblaciones, la autolesión sirve a dos funciones primarias.

1. Primero, el auto-abuso puede proporcionar el estímulo que falta en sus vidas. Esta carencia de estímulo no se debe, por lo general, al entorno, sino que es parte del mismo trastorno. En otras palabras, puede haber mucho estímulo alrededor de estos individuos, pero son incapaces de sentir y responder al mismo de un modo típico. Al usar el cuerpo para aumentar la entrada sensorial, los individuos con problemas del desarrollo u orgánicos pueden encontrar un modo importante y útil de experimentar el mundo. Para entender mejor la forma en que esto podría ser útil, imagine que está usted suspendido en un gran tanque de gelatina (usted elige el sabor). Y no siente nada más que la gelatina pegajosa, resbaladiza y fría que le rodea. De vez en cuando alguien es capaz de penetrar esa gelatina y conectarse realmente con usted. Pero esto es raro. Por lo general pasa su tiempo flotando, experimentando pocos cambios en sus sensaciones. Probablemente imagine lo tedioso que sería esto después de un corto tiempo. Ahora imagine que no puede salirse. ¿Qué hará para entretenerse? ¿Cómo se demostraría que todavía existe, que todavía tiene un cuerpo que no se ha cuajado junto con la gelatina? La autolesión proporciona estímulo, interrumpe el aburrimiento y le ayuda a uno a mantener el sentido de sí mismo.

2. Una segunda razón de la auto-agresión entre personas con problemas del desarrollo u orgánicos es el refuerzo. Recibir una recompensa o algo deseado después de un comportamiento es un refuerzo positivo. En estas poblaciones, el refuerzo positivo a menudo viene en forma de atención. Después de un episodio de auto-agresión, el individuo autista o mentalmente retardado a menudo recibe algún tipo de respuesta reforzante. Ya sea alguien preocupado por las heridas o que lo reprende, el resultado puede ser el deseado y, por tanto, positivamente reforzante.

También, de la autolesión puede resultar un refuerzo negativo. Aquellos con problemas del desarrollo u orgánicos pueden evitar algo desagradable o indeseado a través de hacerse daño. Por ejemplo, imaginemos una niña autista de doce años en un entorno escolar. A esta niña le gusta sentarse en el suelo y balancearse de acá para allá (otro tipo de actividad autoestimulante). Cuando la profesora la hace sentarse en el pupitre, ella grita y llora. Las lágrimas y chillidos de la muchacha no son suficientes para que la profesora ceda y le permita sentarse en el suelo. Sin embargo, cuando comienza a darse de golpes en la cabeza contra el pupitre, la profesora la quita rápidamente del asiento y le permite volver al suelo. Esta niña aprende a través del refuerzo negativo que darse de golpes en la cabeza la libera de la necesidad de sentarse en el pupitre. Así, el refuerzo negativo sirve para aumentar la frecuencia de sus actividades de autolesión. En esta situación, la comunicación también se realiza a través del hacerse daño.

El tratamiento de la autolesión en estas poblaciones también difiere de la de la población general. Una de las diferencias principales en términos de tratamiento tiene que ver con la cuestión del consentimiento. La mayoría de los individuos dentro de la población general que se auto-dañan físicamente buscarán el tratamiento (o no) por su propia elección. Este no es el caso en la mayoría de los individuos mentalmente retardados y autistas. La autolesión tiende a ser más problemática para los cuidadores que para estos individuos, de modo que las personas mentalmente retardadas y autistas a menudo son obligadas a reducir o eliminar esta conducta, aunque pueda servirles para varios objetivos importantes.

El tratamiento en estas poblaciones generalmente incluye alguna forma de condicionamiento operario (cuando las consecuencias de una acción determinan la probabilidad de la repetición de tal acción), tratamiento no eficaz en la población en general. La eliminación de un comportamiento implica retirar todos los reforzadores de sus consecuencias. En otras palabras, las actividades autoagresivas son simplemente ignoradas hasta que desaparecen. Dado que ya no producen un resultado positivo, ya no son útiles. Además, proporcionar un refuerzo positivo (caramelos, por ejemplo) por comportamientos apropiados, como sentarse en el pupitre sin golpearse la cabeza, ayudará a promover estas actividades deseadas. Ignorar los comportamientos indeseados y reforzar las conductas deseadas es el modo más eficaz de moldear el comportamiento.

Este método a veces funciona bien, cuando se reúnen varias condiciones. La primera, gran paciencia y consistencia son necesarias de parte del cuidador; este método puede tardar mucho para tener éxito. Sin embargo, dado que muchos reforzadores parten de fuentes internas, como proporcionar estímulo en un mundo que por otra parte es poco interesante, este método no siempre es eficaz. Mientras la persona reciba refuerzos por un comportamiento, el comportamiento seguirá.

Por lo tanto, cuando el condicionamiento operante del tratamiento no es eficaz o es inadecuado, otros tratamientos pueden ser necesarios. El uso de medicamentos en estas poblaciones ha tenido diversos resultados. A veces han sido útiles, otras veces no lo han sido o han tenido efectos secundarios graves. Si usted siente que el tratamiento es una necesidad, se aconseja el uso de técnicas de condicionamiento operario, aunque éstas requieran mucho más tiempo, esfuerzo, y consistencia de parte de los implicados.

Como puede verse, la autolesión tiene muchas diferencias entre la población general y las poblaciones con trastornos del desarrollo y orgánicos. Las formas, la frecuencia, la causa, y el objetivo de la autoagresión son distintos en estas poblaciones.

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