Trastorno Personalidad Límite

El Diagnóstico de TPL

El Trastorno de personalidad limítrofe (BPD, por sus siglas en inglés) es actualmente uno de los diagnósticos más polémicos de la psicología. Desde la primera vez que fue introducido en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), los psicólogos y los psiquiatras han estado tratando de darle una forma concreta a los conceptos algo amorfos que hay detrás del BPD.

La explicación de Kernberg de lo que él llama Organización de la Personalidad Limítrofe es la más general, mientras Gunderson aunque es psicoanalista, muchos consideran que ha tomado el enfoque más científico para definir el BPD. La Entrevista diagnóstica de personalidades limítrofes (DIB, por sus siglas en inglés) y la DIB-revisada se desarrollaron a partir de la investigación hecha por Gunderson, Kolb, y Zanarini. Finalmente, está la definición “oficial” del DSM-IV(Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición).

Algunos investigadores, como Judith Herman, creen que el BPD es un nombre dado a una manifestación particular del trastorno de tensión postraumática: en Trauma and Recovery (“Trauma y Recuperación”) desarrolla la teoría de que cuando el PTSD (Trastorno de estrés postraumática) toma una forma que enfatiza fuertemente sus elementos de identidad y perturbación de relación, se le llama Trastorno de personalidad limítrofe; cuando los elementos somáticos (del cuerpo) se enfatizan, se le llama histeria, y cuando la disociación/deformación de los elementos de la consciencia son el objetivo, se les llama DID/MPD (Trastorno disociativo de la identidad/Trastorno de personalidad múltiple). Otros creen que el término “personalidad limítrofe” ha sido tan mal entendido y mal empleado que tratar de refinarlo sería inútil y más bien aconsejan desechar el término simplemente.

¿Qué Causa el Trastorno de Personalidad Límite?

Sería un descuido examinar el TPL sin incluir un comentario sobre el trabajo de Linehan. En contraste con los enfoques de la lista de síntomas detallados a continuación, Linehan ha desarrollado una extensa teoría sociobiológica que parece haber nacido a partir de los éxitos encontrados en los estudios controlados de su Terapia dialéctica conductual.

Linehan desarrolla la teoría de que los pacientes límite nacen con una tendencia innata biológica de reaccionar más intensamente que otros a los niveles inferiores de tensión y que les toma más tiempo recuperarse. A la menor provocación alcanzan emocionalmente su punto máximo “más alto” y les toma más tiempo descender. Además, fueron criados en ambientes en los que su opinión acerca de ellos mismos y su entorno fueron continuamente devaluados e invalidados. Estos factores se combinan para crear adultos que dudan de la verdad de sus propios sentimientos y que son confrontados por tres dialécticas básicas que no han podido dominar (y así se precipitan frenéticamente de polo a polo):

  • vulnerabilidad vs invalidación
  • pasividad activa (tendencia a ser pasivo cuando se encara con un problema y busca activamente un rescatador) vs competencia aparente (parece ser capaz cuando en realidad internamente las cosas se están desintegrando)
  • crisis constantes vs pena inhibida.

La Terapia Dialéctica Conductual trata de enseñar a los pacientes a equilibrarlos dándoles entrenamiento en habilidades de eficacia consciente (concienciación), efectividad interpersonal, tolerancia a la tensión, y regulación emocional.

Organización de la personalidad limítrofe de Kernberg

Los diagnósticos de la Organización de la personalidad limítrofe se basan en tres categorías de criterios.

La primera, y más importante categoría, comprende dos signos: la ausencia de psicosis (es decir, la capacidad de percibir la realidad exactamente) y la integración deteriorada del ego – un concepto difuso e internamente contradictorio del yo.
Se cita a Kernberg diciendo que, “los pacientes limítrofes pueden describirse a sí mismos durante cinco horas sin que uno llegue a obtener un cuadro realista de cómo son”.

A la segunda categoría se le denomina “signos no específicos” e incluye cosas tales como baja tolerancia a la ansiedad, escaso control de los impulsos, y una capacidad subdesarrollada o pobre de disfrutar del trabajo o de las aficiones de un modo significativo.

Para la tercera, Kernberg cree que los limítrofes se distinguen de los neuróticos por la presencia de “defensas primitivas”.
La principal de éstas implica que una persona o cosa es vista como totalmente buena o totalmente mala; algo que un día está del todo bien al siguiente puede estar del todo mal, lo cual se relaciona con otro síntoma: los limítrofes tienen problemas con la constancia del objeto en la gente – leen cada acción de las personas que los rodean como si no hubiera ningún contexto previo.

No tienen un sentido de continuidad ni consistencia en cuanto a las personas y cosas que los rodean. Para ellos es difícil retener en la mente la imagen de un ser querido ausente como una presencia amada. También tienen dificultad para ver el conjunto de acciones de una persona durante un período de tiempo como parte de un todo integrado, y tienden en cambio a analizar las acciones individuales en un intento por adivinar el significado de cada acción. Las personas son definidas por lo que duraron interactuando con el limítrofe.

Otras defensas primitivas citadas incluyen el pensamiento mágico (creencia de que los pensamientos pueden causar acontecimientos), omnipotencia, proyección de características desagradables del yo hacia otros e identificación descriptiva, un proceso en el que el limítrofe trata de suscitar en otros los sentimientos que él/ella tiene.

Kernberg también incluye como signos de TPL las relaciones caóticas o extremas con otros; la inhabilidad de retener el recuerdo tranquilizador de un ser querido; los episodios psicóticos transitorios; el desdecimiento; y la amnesia emocional. Acerca de la última, Linehan dice, “los individuos limítrofes están tan completamente inmersos en cada estado de ánimo, que tienen gran dificultad para conceptuar o recordar lo que se siente estar de otro humor”.

La concepción de Gunderson del BPD (Trastorno de Personalidad Límite)

Gunderson, psicoanalista, es respetado por los investigadores de muchas de las diversas áreas de la psicología y psiquiatría. Su enfoque tiende a posarse sobre el diagnóstico diferencial del Trastorno de personalidad limítrofe. Cauwels expone los criterios de Gunderson por orden de importancia:

1. Relaciones intensas inestables en las cuales el limítrofe siempre termina haciéndose daño. Gunderson confiesa que este síntoma es algo general, pero lo considera tan fundamental para el BPD que dice que él vacilaría en diagnosticar a un paciente como BPD sin su presencia.
2. Comportamiento autodestructivo reiterativo, a menudo diseñado para incitar el rescate.
3. Miedo crónico de abandono y pánico cuando es obligado a quedarse solo.
4. Pensamientos/percepciones distorsionados, en particular en términos de relaciones e interacciones con otros.
5. Hipersensibilidad, en el sentido de una sensibilidad inusual frente a la comunicación no verbal. Gunderson observa que esto pudiera confundirse con distorsión si los médicos no tienen cuidado (algo similar a la aseveración de Herman de que, si bien los sobrevivientes al trauma intenso a largo plazo pueden tener nociones poco realistas de la realidad del poder de la situación en la que se encontraban, probablemente sus nociones estuvieran más cercanas a la realidad de lo que el terapeuta pudiera pensar).
6. Comportamientos impulsivos que a menudo avergüenzan al limítrofe más tarde.
7. Adaptación social deficiente: en cierta forma, los limítrofes tienden a ignorar o no entender las reglas en cuanto al desempeño en escenarios laborales y académicos.

Entrevista diagnóstica de personalidades Limítrofes, Revisada

Gunderson y su colega, Jonathan Kolb, trataron de hacer el diagnóstico del BPD construyendo una entrevista clínica para evaluar las características limítrofes de los pacientes. La Entrevista diagnóstica de personalidades limítrofes fue revisada en 1989 para afinar su capacidad de distinguir entre el BPD y otros trastornos de personalidad. Ésta considera los síntomas que yacen bajo cuatro encabezados principales:
1. Afecto
  • depresión crónica/considerable
  • desamparo
  • desesperanza
  • inutilidad
  • culpabilidad
  • ira (que incluye expresiones frecuentes de enojo)
  • ansiedad
  • soledad
  • aburrimiento
  • vaciedad
2. Cognición
  • pensamientos fuera de lo común
  • percepciones inusuales
  • paranoia no ilusoria
3. Modelos de acción de impulso
  • abuso/dependencia de sustancias
  • desviacion sexual
  • gestos manipuladores de suicidio
  • otros comportamientos impulsivos
4. Relaciones interpersonales
  • intolerancia a estar solo
  • temores de abandono, agobio, aniquilación
  • contradependencia
  • relaciones tormentosas
  • manipulador
  • dependencia
  • devaluación
  • masoquismo/sadismo
  • exigencia
  • titularidad
La DIB-R es la “prueba” más influyente y conocida para diagnosticar el BPD. Su uso ha llevado a los investigadores a identificar cuatro modelos de comportamiento que consideran característicos del BPD: temores de abandono, agobio, aniquilación; exigencia y titularidad; regresiones del tratamiento; y capacidad de provocar relaciones de tratamiento inapropiadamente cercanas u hostiles.

Criterios Diagnósticos del TPL según el DSM-IV

El DSM-IV ofrece estos nueve criterios; un diagnóstico requiere que el sujeto presente cuando menos cinco de éstos. En el ¡Te odio – No me dejes! Jerold Kriesman y Hal Straus se refieren al BPD como “hemofilia emocional; [un límítrofe] carece del mecanismo de coagulación que se necesita para moderar sus despliegues violentos de sentimientos. Se le estimula una pasión, y el limítrofe muere desangrado emocionalmente”.
Con bastante frecuencia, las personas con BPD pasan momentos muy duros controlando sus emociones. Pueden sentirse gobernados por ellas. Linehan dijo, “las personas con BPD son como aquellos que han sufrido quemaduras de tercer grado en más del 90% de sus cuerpos. Al carecer de piel emocional, sienten una agonía al toque o movimiento más leve”.
Rasgos que implican emociones:
  • Cambios de humor que duran sólo unas horas.
  • Ira inadecuada, intensa o incontrolable.
Rasgos que implican comportamiento:
  • Acciones autodestructivas, como mutilación o amenazas y gestos suicidas que se suscitan más de una vez.
  • Dos comportamientos impulsivos potencialmente autoperjudiciales. Estos podrían incluir abuso de alcohol y otros fármacos, compras compulsivas, juegos de azar, desórdenes en el comer, hurtos en tiendas, conducción imprudente, comportamiento sexual obsesivo.
Rasgos que implican identidad:
  • Perturbación de identidad marcada y persistente que se manifiesta mediante incertidumbre en al menos dos áreas. Estas áreas pueden incluir autoimagen, orientación sexual, opción de carrera u otros objetivos a largo plazo, amistades, valores. Las personas con BPD pueden ignorar quiénes son, o lo que piensan, o cuáles son sus opiniones, o a qué religión deberían pertenecer. En cambio, pueden tratar de ser lo que piensan que otras personas quieren que sean. Alguien con BPD dijo, “se me dificulta entender mi personalidad. Tiendo ser quienquiera con quien me encuentre”.
  • Sentimientos crónicos de vacío o aburrimiento. Una persona con BPD dijo, “me acuerdo de describir la sensación de tener un agujero profundo en mi estómago. Un vacío que no sabía cómo llenar. Mi terapeuta me dijo que era casi como una “carencia de tener una vida. Entre más cosas entren en tu vida, con más relaciones te involucras, y todo ello llena ese agujero. Como limítrofe, no tenía yo una vida. Había veces en que no podía yo permanecer en la misma habitación con otras personas. Casi sentía lo que me imagino debe ser un ataque de pánico”.
Rasgos que implican relaciones:
  • Relaciones inestables y caóticas intensas caracterizadas por la partición (véase abajo).
  • Esfuerzos frenéticos por evitar el abandono verdadero o imaginado
  • Partición: el yo y otros son vistos como “todos buenos” o “todos malos”. Alguien con BPD dijo, “un día pensaba yo que mi doctora era la mejor y la amaba, pero si me desafiaba de alguna manera, la odiaba. No había términos medios o nada parecido. En mi mundo, las personas eran lo mejor o lo peor. No podía entender el concepto del término medio”.
  • Alternando comportamientos de aferramiento y distanciamiento (Te odio, No me dejes). A veces quieres estar cerca de alguien. Pero cuando te acercas, sientes que estás DEMASIADO cerca y sientes que tienes que darte un espacio. Esto sucede a menudo.
  • Gran dificultad para confiar en la gente y en sí mismo. La confianza temprana pudo haber sido rota por las personas que estaban cerca de ti.
  • Sensibilidad ante la crítica o el rechazo.
  • Sentimiento de “necesitar” a alguien más para poder sobrevivir
  • Fuerte necesidad de afecto y restablecimiento de la confianza
  • Algunas personas con BPD pueden tener un grado excepcionalmente alto de sensibilidad interpersonal, perspicacia y empatía
  • Posibilidad de formularse ideas pasajeras, causadas por estrés paranoide o síntomas severos disociativos. Esto significa sentirte “fuera de ello,” o incapaz de recordar lo que dijiste o hiciste. Por lo común, esto sucede en tiempos de tensión grave.
Atributos diversos de las personas con BPD:
  • Las personas con BPD a menudo son brillantes, ingeniosas, graciosas, el alma de la fiesta.
  • Pueden tener problemas con la constancia del objeto. Cuando una persona se marcha (incluso temporalmente), pueden tener problemas para recrear o recordar los sentimientos de amor que estaban presentes entre ellos y la otra persona. A menudo, los pacientes con BPD quieren guardar algo que pertenezca al ser querido durante las separaciones.
  • Con frecuencia tienen dificultad para tolerar la soledad, incluso durante períodos cortos de tiempo.
  • Sus vidas pueden ser un paisaje caótico de pérdidas de trabajo, ocupaciones educativas interrumpidas, compromisos rotos, hospitalizaciones.
  • Muchos tienen antecedentes de abuso físico, sexual, o emocional o abandono físico/emocional en la infancia.

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