Terapia de Grupo Interpersonal
Terapia de Grupo Interpersonal para Trastorno de Personalidad Límite
A principios de 1988, Marziali y Monroe-Blum comenzaron a publicar sobre la eficacia de la psicoterapia de grupo de tiempo limitado para personas con trastornos graves de personalidad. En 1994, publicaron un libro que describía totalmente este modelo de psicoterapia, Interpersonal Group Psychotherapy for Borderline Personality Disorder (Psicoterapia de grupo interpersonal para el trastorno de personalidad limítrofe).
Aunque aparentemente el IPG (Grupo Interpersonal, por sus siglas en inglés) parece compartir muchos elementos con la Terapia Dialéctica de Linehan (1993), las dos metodologías de tratamiento son sumamente diferentes. Los terapeutas de Marziali y Munroe-Blum no abordan en absoluto un enfoque didáctico, de enseñanza; sino que se vuelven más al estilo rogeriano, de facilitación centrada en el paciente. Los desacuerdos y decepciones de parte del grupo hacia los terapeutas u otros miembros del grupo son resueltos por los pacientes dentro del grupo, y los terapeutas intervienen sólo cuando el proceso de la terapia parece salirse de su lugar (se “descarrila”).
Funcionamiento
Marziali y Munroe-Blum identifican cuatro posibles reacciones subjetivas experimentadas por los terapeutas cuando tratan con pacientes con personalidad limítrofe en crisis:
- Retraimiento
- Rechazo
- Rescate
- Aceptación y tolerancia
Ellos argumentan que sólo el último de éstos conducirá a un resultado positivo tanto para el paciente como para terapeuta. “De acuerdo con la IGP (Psicoterapia de grupo interpersonal, por sus siglas en inglés), el descarrilamiento terapéutico ocurre cuando el terapeuta deja de procesar adecuadamente las proyecciones negativas del paciente”. (Marziali y Munroe-Blum, 1994). Esto conduce al paciente a perpetuar los modelos negativos conductuales anteriores.
Las intervenciones del terapeuta durante la IGP tienen la intención de ser tentativas, exploratorias, indirectas, y neutrales. Los comentarios prejuiciados, la reiteración y paráfrasis, los reflejos de duda y confusión, las contestaciones a preguntas, y las declaraciones de ayuda son parte del modelo IPG.
La naturaleza del tiempo limitado de la terapia, explican Marziali y Munroe-Blum, garantiza a los miembros del grupo “una estructura de tiempo previsible y segura”. Este factor tiene un particular valor terapéutico al tratar pacientes con personalidad limítrofe, afirman, porque estos pacientes han tenido “experiencias repetidas con encuentros interpersonales impredecibles e inseguros en los cuales poner a prueba los límites con frecuencia los ha conducido al resquebrajamiento”. Los pacientes se benefician de otras formas de la estructura del grupo, como son la invariabilidad del tiempo y lugar de reunión, la duración fija de cada sesión, y la seriedad de los terapeutas.