Una persona que sabe gestionar sus emociones puede:
-Descubrirse con miedo, aceptar el sentimiento y lograr relajarse para afrontar con más control la situación…
-Ser consciente de la ira creciente y lograr calmarse, para poder comunicar ese sentimiento de forma no agresiva…
-Concentrarse y disfrutar de una actividad divertida, expresando espontánea y abiertamente sus sentimientos…
-Percibir como va surgiendo la apatía y lograr motivarse para terminar un trabajo…
-Sentirse cómodo con un sentimiento de amor y necesidad de otro, actuando para reforzar ese vínculo…
-Reflexionar sobre sí mismo y proponerse objetivos de mejora al notar pesar ante un éxito de un compañero…
– Expresar la tristeza y conectar con otros ante una pérdida importante, tomándose un tiempo para reflexionar y comprender el significado de ese cambio, antes de reorganizar el curso de la vida… etc.
O bien, detectar lo que sienten otros, empatizar y actuar en consecuencia.
La gestión de las emociones conlleva tomar contacto con lo que se siente, nombrarlo y comprender su significado, a la vez que se obtiene de ese conocimiento una guía de actuación inmediata y futura, que nos permite obtener el máximo beneficio de la relación con nuestro entorno.
El desarrollo de esta competencia depende completamente de la escucha y empatía que familiares, maestros y amigos nos ofrecieron en el pasado cada vez que expresamos un sentimiento. Las emociones son señales valiosísimas para nuestros interlocutores, puesto que informan de un valor, del significado que tiene para uno lo que se está viviendo. Por esta razón, la validación de la experiencia emocional y la aceptación de la persona cuando expresa lo que siente, se convierten en las principales herramientas con las que un niño cuenta, antes de conseguir su propia autorregulación emocional.
Las emociones nos permiten compartir un código común para movernos en el mundo, discernir naturalmente lo que es bueno de lo que es malo, motivar nuestra acción, obtener un conocimiento acerca de lo que es verdaderamente importante y necesario para nosotros y lo que lo es para los demás. Las emociones nos permiten orientarnos en un mundo desbordante de información y ser más eficaces para tomar decisiones.
Autora: Carmen Loureiro
FUENTE: emotionalearning.com