Frente a cualquier frustración hay distintos caminos:
– Autoagresión: Cuando algo no sale como esperábamos dirigimos la bronca a nosotros mismos.
– Heteroagresión: Agredir al otro es uno de los caminos más frecuentes.
– Resignación: Se suman dos sentimientos: tristeza y bronca.
– Evasión: Evitar seguir intentando llegar a la meta y refugiarse en la fantasía (llámese alcohol, drogas, etcétera).
– Pensamiento creativo: Un pensamiento alternativo es lo único que nos puede ayudar frente a una frustración.
Supongamos que alguien que conocemos pasa a nuestro lado y no nos saluda. Podemos pensar que no nos vio, que está distraído pensando en otra cosa, o que no le interesa saludarnos… Cuando pensamos alternativamente se nos amplía la percepción. Frustrados, en cambio, damos un sólo significado a lo que sucede.
Los problemas no tienen una solución sino muchas, por eso tenemos que pensar en abundancia.
La creatividad se desarrolla en el hemisferio derecho de nuestro cerebro, que podemos ejercitar con algunos hábitos, como el de reírnos un poco más: no hay creativo amargado; cuando nos relajamos y nos divertimos se genera el pensamiento creativo. Y romper los paradigmas: ¿qué pasaría si hago esto de otra manera?
Muchas veces no llegamos a la meta que nos hemos puesto porque el deseo no es lo suficientemente intenso o no teníamos toda la fuerza.
Cuanto más rígida es una persona, menos capacidad de ver alternativas (justamente la rigidez es blanco o negro, frío o caliente, sí o no) pero en la vida hay grises, cálidos y templados, entonces ver las cosas desde otro lugar nos puede hacer percibir nuevas soluciones.
FUENTE: Por Fernando Stamateas, publicado en Tiempo Argentino, infonews.com