La gran mayoría de la gente conoce la historia de Demi Lovato. Su historia quedó reflejada en periódicos y revistas de todo el mundo y su foto en la que salió a la luz que se autolesionaba fue viral. Todos conocemos su historia de superación pero también su tatuaje en la muñeca.
Personajes famosos como Lovato han glamurizado el acto de hacerse daño a uno mismo. Muchas chicas lo pueden encontrar inspirador para salir de su agujero personal de autodestrucción, pero otras lo pueden ver como algo propio de las grandes estrellas, algo que imitar. Es ahí donde radica un poco el problema de la autolesión en los medios. Todos conocemos diversas historias donde las chicas adolescentes llevan sus heridas en la piel como si fuera algo distintivo que las hace diferentes, algo que las posiciona en un escalón quizás inalcanzable, porque “esto es lo que se hace cuando eres adolescente y tienes muchos problemas” y si lo superas, serás tan cool como Demi. Pero esto último no se dice en voz alta, sino que se piensa.
La autolesión no es algo de lo que presumir. Las consecuencias son para toda la vida. Serás aldulta/o, serás madre o padre, serás maestra/o y las cicatrices seguirán recordándote lo que hiciste a los dieciséis. Es una cuestión que al final se asume pero que lleva muchos años aceptar. Y avergüenza. La autolesión está glamurizada. Las fotos que en las que se representa son siempre chicas jóvenes, guapas y delgadas, pero si te adentras en este mundo de dolor te darás cuenta de que las heridas no son focos, documentales ni significan fama y reconocimiento. No son sinónimo de ser popular, ni de tener amigos que entiendan tu dolor.
Otras celebridades han salido en multitud de páginas web por cuestionarse si las heridas que lucían en brazos y muñecas eran producto de la autolesión debido a la vida estresante y llena de presión que tienen las estrellas. Miley Cyrus o Lindsey Lohan entre ellas. El problema es que se está relacionando el mundo de las estrellas de cine y música con llevar un desorden alimentario o mantener conductas autolesivas. Se ve solamente la parte “positiva” que es cuando la famosa de hollywood en cuestión ya se ha recuperado y miles de fans se han preocupado por ella durante su estancia en rehabilitación.
Pero la parte negativa no se distingue entre tanto flash y tanta portada en revistas: la soledad, las marcas de por vida, la tristeza, las horas de terapia con profesionales cuyas cifras por sesión son desorbitadas y la estancia en centros de recuperación que son exclusivamente para élites. Estas chicas que viven en tu barrio o van a tu instituto no estarán en esos centro ni tendrán a miles de fans esperándola cuando salga, y probablemente se quede sin amigos. Todo eso las chicas que van por la calle camino al colegio y que bajo sus mangas esconden un secreto, o aquella que pregona antes sus compañeros de clase que “lo hice pero ya no lo hago pero mira que marcas me quedaron” no entienden la dimensión tan dolorosa que es sufrir autolesión y querer salir de ello pero sin saber cómo.
Por Aida Gica