Expertos coinciden en que hay que buscar ayuda profesional en cuanto se detecten los primeros síntomas de esta práctica.

En el seno de la comunidad médica se recomienda a los padres de familia que estén atentos al comportamiento de sus hijos. Se ha detectado un incremento de casos de jóvenes, aunque la autolesión no se enmarca en una sola edad, que se dañan el cuerpo con cortes en las piernas, los brazos o alrededor del ombligo. El objetivo, dicen, es controlar sus impulsos, su enfado, su ansiedad o su tristeza.

tabu-automutilacionUna autolesión no es una enfermedad como tal. Según los expertos consultados, “son manifestaciones o síntomas de trastornos psiquiátricos”.

Como explica Ivanna Julbe, Psicóloga Clínica y coach que trabaja en la ciudad española de Barcelona, en estos casos: “Autolesionarse es una forma de externalizar su dolor emocional que, a priori, les sirve para sentirse aliviados. Esta pena que sienten la sustituyen por un sufrimiento físico, y eso, de momento, les tranquiliza y alivia. También puede verse como un intento de mostrar cómo se sienten esas personas y de pedir ayuda”.

Según la especialista, quienes se autolesionan “tratan de controlar su amargura emocional provocada por la infinidad de conflictos que acontecen en cierta etapa de la vida, especialmente la adolescencia, como son problemas de relación con los padres, conflictos en la escuela, soledad, aislamiento, depresión, estrés, ansiedad por perdida o separación, etc,. En definitiva, pretenden sentir que controlan su vida”.

Por su parte, la psicoterapeuta y titular del Centro de Atención Psicológica de la ciudad de México, Arlen Resendez Yebra, comenta que uno de sus pacientes recurrió al “cutting” por “abandono de los padres”.

“Y no por que se hayan separado o no lo hayan atendido “como se espera”, fue porque en algún momento importante de su infancia el chico se sintió desplazado por los problemas que los padres estaban pasando, el síntoma no apareció inmediatamente, aunque tuvo llamadas de atención que los padres identificaron como berrinches en su momento”, puntualiza Resendez.

Según indican las expertas, el hecho de cortarse es solo una de las maneras existentes de autolesionarse. Otras son arrancarse el cabello, las pestañas o las cejas, morderse, arañarse, o golpearse contra materiales duros, por ejemplo dar puñetazos a las paredes.

Pero, “¿Cómo puede aliviar el hecho de rajarse o cortarse el cuerpo?”. Mario Torruco Salcedo, psiquiatra, lo argumenta con cuatro puntos de vista:.

  1.  “El ser humano conoce desde hace muchísimos años la delgadísima frontera entre dolor y placer; esto se debe principalmente a que cuando algo nos hace daño, el cerebro libera ciertas sustancias que disminuyen el dolor, es decir, algo así como analgésicos ‘naturales’. Estos mismos son los que se liberan cuando tenemos una sensación placentera, por lo tanto, el hacernos daño se liberan estos analgésicos y, en un momento dado, puede disminuir otro tipo de sufrimiento, como el emocional o psicológico”.
  2. “El enojo, la frustración, la ansiedad y la tristeza, como cualquier emoción, debe ‘descargarse’, es decir, debe ser expresada para que podamos liberarnos de ella. Cuando lo hacemos, nos sentimos relajados, como si ‘nos hubieran quitado un peso de encima’. De esta manera, el hacernos daño puede liberar ese enojo, frustración, ansiedad o tristeza y hacernos sentir mejor”.
  3. “Cuando ‘distraemos’ nuestra atención de un dolor, generalmente se nos ‘olvida’ y disminuye su intensidad. Así, si tenemos una pena emocional muy grande y nos producimos un dolor físico, el emocional disminuirá”.
  4. “Y por último, y lo más probable, es que en las personas que se autolesionan ocurran las tres circunstancias mencionadas anteriormente, y todas ellas produzcan que, el dañarse, sea más ‘placentero’ que el enojo, frustración, tristeza o ansiedad”.

La adolescencia es la etapa vulnerable

Torruco matiza que estas conductas son frecuentes en algunos trastornos psiquiátricos, principalmente en los Trastornos de la Personalidad. Unas conductas que son observadas en pacientes de todas las edades y, “probablemente un poco más entre las mujeres”.

Una causa común de las autolesiones es la dificultad para controlar los impulsos. “Todos hemos tenido, alguna vez en la vida, ganas de golpear a alguien o ganas de golpearnos, pero no lo hacemos, esto se debe a que la parte de nuestro cerebro que está encargada de filtrar y controlar nuestros impulsos deja que se realicen únicamente ciertas conductas, las que no nos producen daño a nosotros mismos o a otras personas, y las que están “socialmente aceptadas”. Sin embargo, en algunas ocasiones este filtro no funciona adecuadamente, y es entonces cuando realizamos conductas inapropiadas, como autolesionarnos”, explica el psiquiatra.

“En el caso de los adolescentes, la parte del cerebro encargada de filtrar y controlar los impulsos no está totalmente desarrollada. Las emociones están a flor de piel, todo se siente con mayor intensidad”, indica el especialista.

Así lo confirma también la psicóloga Ivanna Julbe: “La adolescencia es una etapa de muchos cambios, suele ser un caos a nivel psicológico, lo que en ocasiones desencadena un estado de confusión y de conflictos internos, en este sentido, encontramos una situación de mayor vulnerabilidad”.

“El Trastorno Afectivo Conductual – añade la experta- conlleva con frecuencia sufrimiento psicológico y angustia y la práctica del ‘cutting’ les sirve para superar la ansiedad que provoca”.

Coincide con Julbe, Arlen Resendez: “Es en este momento (la adolescencia) cuando su manera de pensar cambia, es decir, pasa del pensamiento concreto al abstracto, lo que hace que comiencen a cuestionar su entorno”.

“Entre otras cosas se comienzan a dar cuenta de las situaciones que no les agradan y hacen algo para “solucionarlo”, pero desgraciadamente su criterio aún no es lo suficientemente bueno y lo solucionan, no cómo se debe, sino como lo pueden hacer y, a veces, no siempre toman la mejor alternativa”, añade Resendez.

Una herida menos dolorosa

Se han detectado casos de gente con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TAC) como la bulimia o la anorexia que también se autolesionan, a la pregunta de “¿Qué vínculo puede existir entre ambas formas de hacerse daño?”, Mario Torruco responde que “como cualquier manifestación o síntoma de un trastorno psiquiátrico, las autolesiones pueden estar presentes en muchos padecimientos. En el caso particular de los TAC es frecuente que las personas que los padecen tengan al mismo tiempo Trastornos de la Personalidad, por lo cual, también es frecuente que se autolesionen”.

Y es que todo apunta a que una herida física es menos dolorosa que una herida psicológica. “Una herida física es más comprensible, más palpable, menos abstracta que una herida psicológica”, explica a Efe, Ivanna Julbe.

“Depende de las características de cada tipo de herida y de la capacidad de la persona –tanto física como psicológicamente- para ‘curar’ y ‘sanar’ las lesiones”, puntualiza Torruco Salcedo.

La Titular del Centro de Atención Psicológica dice que “existen individuros que refieren que precisan sentir el dolor físico para liberarse. De hecho, algunas personas no se cortan, pero se quitan los pellejitos de los dedos o tienen onicofagia (morderse las uñas)”.

Los expertos consultados coinciden en que hay que buscar ayuda profesional en cuanto se detecten los primeros síntomas. Además, recomiendan lo siguiente:.

  • Acudir a una valoración Psiquiátrica para determinar cuál es la causa (enojo, frustración, tristeza, ansiedad o todas las anteriores) que provoca esta conducta, y saber si está asociada a algún trastorno psiquiátrico en especial.
  • No etiquetar a la persona.
  • Hacerle sentir que están preocupados por él o ella.
  • Es urgente y necesario hablar con ellos, escucharlos, no juzgarlos ni reñirlos, sería contraproducente, y evidentemente, acudir a un psicólogo.
  • Pedir ayuda, siempre y cuando la persona esté de acuerdo. Si no es así hacerla sentir que están con ella y que tendrán paciencia.
  • Seguir una terapia integral tanto para el paciente como para los familiares.

En la mayoría de los casos, asegura Torruco, “el mejor tratamiento es el que combina un procedimiento para controlar la parte biológica (es decir, farmacoterapia) y otro para la parte psico-social (es decir, psicoterapia). Es cuando se tienen mejores y más rápidos resultados”.

Afortunadamente para todos, pensar que todo lo malo o doloroso terminará por remitir algún día es una medicina a medio plazo.

FUENTE: Agencia EFE a 10/04/2013

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