Este es un proyecto de larga duración, que reflexiona a partir de nuestras cicatrices sobre los tabúes de la estética.
Habitualmente ocultamos las imperfecciones porque la sociedad nos enseña a mostrarnos sin defectos. El cuerpo canónico ideal es el blanco, desnudo, sin pelo, sin marcas. Pero las heridas se pueden entender como los rastros de acontecimientos biográficos, las huellas corporales de historias personales, las encarnaciones de los acontecimientos vividos. Algunas personas consideran que mirar hacia el pasado es una pérdida de tiempo, pero lo que cada uno es, se explica por su pasado. Cambiar la visión de los hechos vividos, reinterpretarlos y ponerlos en perspectiva, nos puede ayudar a vivir más libremente.