El bullying, la victimización, y el estigma social asociado a estas subculturas son los factores de riesgo más importantes encontrados por la investigación.
Ya hace algunas semanas nos enteramos de que gracias a la gran filtración de información de Facebook en los últimos años, un estudio de likes de la red social realizado en el 2015 por la Universidad de Stanford y el Centro de Psicometría de la Universidad de Cambridge, determinó con una muestra de 50 millones de usuarios que la gente “más abierta” solían darle likes a Tom Waits y Björk; los “neuróticos” a The Smiths; los “más extrovertidos” son fans de Gucci Mane y Waka Flocka Flame; y la gente “menos agradable” le dieron like a Marilyn Manson, Rammstein, Placebo y Judas Priest.
Ahora parece que los jóvenes que pertenecen a “subculturas alternativas”, como los goths, los emos o los fanáticos del heavy metal corren un mayor riesgo de autolesionarse y suicidarse en comparación con aquellos que no pertenecen a estos gr
upos, según una investigación encabezada por el Dr. Peter Taylor, Psicólogo Clínico de la Universidad de Manchester, y publicada recientemente en el British Journal of Clinical Psychology.
El equipo dijo que los jóvenes que han enfrentado más adversidades pueden ser más propensos a formar parte de una subcultura, pero que esto no explica completamente el aumento del riesgo: aparentemente, el estrés asociado con ser diferente y pertenecer a un grupo minoritario es uno de los factores más importantes. Sin embargo, los académicos concluyeron que no hay pruebas para concluir que las subculturas alternativas en sí mismas sean dañinas, tal como explicó Taylor:
“El público y los medios tienden a demonizar las subculturas alternativas y la música que escuchan como causa de estos problemas, incluida la autolesión y el suicidio, y lo cierto es que lo que afecta a estos jóvenes es esa presión social de que deben ser como los demás. Hay que aumentar la conciencia sobre la victimización de subculturas alternativas, quienes tienden a ser objeto de bullying, de estigmatización y crímenes de odio”.
La investigación fue un trabajo conjunto de psicólogos de la Universidad de Manchester, la Universidad de Liverpool, la Universidad de Leeds Beckett y la Universidad de Central Lancashire, y contó con más de 6.000 adolescentes y jóvenes de menos de 15 años que pertenecían a subculturas alternativas entre las que también se incluyeron a punks.
De la misma manera que minorías LGBTI+ pueden considerarse como unos marginalizados dentro de la sociedad “normal”, es un factor de estrés el rechazo que muchos de estos jóvenes sienten por no pertenecer culturalmente al mainstream, según explicó el Dr. Taylor.
“Ningún joven debe ser objeto de ataques o sentirse avergonzado por lo que es, por lo que es de vital importancia reducir el estigma dirigido a las diferentes subculturas de nuestra sociedad”.
Las probabilidades de sufrimiento parecen ser tan pronunciadas que el estudio sugiere que las autoridades incluso deberían considerar la creación de servicios especializados para dichos grupos, manteniendo una mente abierta y conociendo un poco más estas subculturas.